Estudio de la historia social de la moda, los textiles y el diseño. Centro de referencia y consulta permanente para diseñadores, estudiantes, investigadores y todos aquellos interesados.

martes, 1 de noviembre de 2016

La más bellas de las épocas: 1890 - 1914

BELLE EPOQUE 
1890s - 1910s

Un momento marcado por la supremacía de la sociedad occidental acompañada de una gran cantidad de avances tecnológicos y descubrimientos que se sumaron a los de décadas anteriores e iniciaron el camino a los tiempos modernos del siglo XX.
París se convierte en una ciudad brillante donde el nuevo estilo artístico, el Art Nouveau, es aplicado en edificios y objetos. La pintura de impresionistas como Renoir reflejan el “joie de vivre” de la época. Reconocida como una etapa galante imperaba una sensación de hegemonía superior en todos los aspectos.

VESTIMENTA FEMENINA

Para comienzos de 1890 se había abandonado el uso del polisón y una vez más las faldas caerán sobre un simple armado cónico de moda hasta 1895 otorgándole a la mujer una silueta llamada “mujer campana”. Se producirá un regreso a las mangas pata de cordero de 1830, que acompañarán los cuerpos de vestidos, chaquetas y abrigos.
De 1895 al 1900 el ancho de la falda disminuye, dejándola caer simplemente sobre una variedad de enaguas flexibles y continuará decreciendo hasta quedar sobre el contorno de la cadera y las piernas ya entrada la primera década del siglo XX. En lo que respecta a Diseñadores, Worth continua trabajando y se suman Gustave Beer y Jacques Doucet, siempre en Alta Costura. 

C. 1890

C. 1895
Iniciando el siglo XX, la clase alta y la pujante clase media occidental (Europa y América) se ubican en una distinguida posición de superioridad económica, artística y tecnológica. La evolución hacia la modernidad es constante e imparable. Será primero el hundimiento del Titanic, pieza supuestamente perfecta de la ingeniería humana y luego el estallido de la Primera Guerra Mundial, los eventos que pondrían en jaque a esa sociedad ideal y darían inicio a una serie de sucesos desestabilizantes que marcarían a sangre y fuego la evolución de la humanidad en su totalidad.

Durante los primeros años del siglo XX, con mayor velocidad que antes, la silueta femenina avanzará hacia parámetros de libertad y desarrollo conscientes de las formas reales del cuerpo, reflejando siempre el ánimo reinante, pudiendo de esta forma localizar certeramente cada apariencia dentro del marco de cada década, mientras que los hombres, estando comprometidos en el frente de batalla, tendrán modificaciones más lentas en sus estilos y elementos de vestir.
En el 1900, la Belle Epoque marcó la transición estética de fines del siglo XIX a principios del XX. La grandeza del pasado estilizó las formas voluptuosas reflejadas en el Art Nouveau.


VESTIMENTA MASCULINA

No se dieron cambios relevantes en la vestimenta masculina. Siguen utilizando un traje básico de tres piezas (pantalón, saco y chaleco) más camisa.
El pantalón es de corte recto, prendido al frente con botones y sostenido mediante tirantes, el chaleco es corto, terminado recto o en puntas, con o sin solapas, y el saco utilizado variaba entre la levita, el saco con colas (frac) y la ya habitual chaqueta recta o a la americana, sin faldón, de líneas simples y cómodas y bolsillos visibles. La camisa blanca, con cuello almidonado y corbatín de seda.
El calzado base masculino son los zapatos de estilo mocasín o botas. Las medias, blancas, de hilo para el día y negras para la noche.
El rango de colores masculinos era muy reducido, no saliéndose nunca de los neutros (blanco y negro) azul, marrón, grises y verdes, siempre oscuros. Los estampados eran a rayas o cuadrillé, particularmente escocés. Sombrero de copa o bombín, guantes y bastón, completaban la apariencia.

C. 1910s

Vestimenta masculina formal e informal C. 1900s





1900s

El gran énfasis sobre la SILUETA S, que reinó desde el 1900 hasta 1914, obligaba a las mujeres a usar un corset alargado que modelaba el cuerpo desde los hombros hasta los muslos creando una postura artificial y dañina al forzar el desplazamiento de la columna y los órganos internos. Destacando la saliente de la S en la cola, se utilizaba una variante de falda/enagua que enfatizaba la curvatura de la parte posterior.
La vestimenta femenina, además de incluir la elaborada ropa interior, se completaba con las piezas exteriores con la variante agregada a finales del siglo XIX, el traje sastre, es decir, un conjunto de chaqueta y falda en el mismo grupo de materiales y decoración que se unieron a la blusa (la camisa de mujer) para construir una imagen más profesional y moderna, siendo este grupo de prendas una alternativa al clásico vestido.
Las damas de este periodo (de clases dominantes) no trabajaban, ni tenían derecho a voto, ni propiedad. Todo lo relacionado con dinero y organización recaía en la figura masculina de la familia, ya sea padre, esposo, hermano o si no estaba ninguno de estos, un apoderado que se encarga de la pensión y manutención de la familia y la casa.


C. 1903 silueta en "S"

C. 1903 The Museum at FIT

Ropa interior C. 1900

Formas voluptuosas, orientalismo e influencias exóticas

La grandeza del pasado estilizó las formas curvilíneas reflejadas en el Art Nouveau. Entre los textiles, se usaron lanas, sarga, cachemir y pelo de camello y paño fino para abrigos y prendas de calle. También raso y taffeta. Los materiales más populares entre la clase alta (también llamada alta burguesía) era el terciopelo, raso, foulard, damascos, creppe chine y seda natural. Para la ropa interior: lino, muselina algodón fino y poplín. Utilizaban enormes cantidades de encajes de variadas técnicas como decoración, bordados en hilos metálicos y multicolores, además de pasamanería (azabaches, mostacillas y pedrería en general). El rango de colores era muy amplio, tomando los básicos, blanco, negro, azul, rosa claro, gris y rojo, al los que se sumaban variantes como el bordó, verde y marrón.

VESTIMENTA FEMENINA

            La ropa interior siempre fue el elemento clave para crear la silueta exterior. En este periodo, se la conoce como SILUETA en S; las prendas eran: una camisa, sobre la que se colocaba el corsé alargado que modelaba el cuerpo desde los hombros hasta los muslos creando una postura artificial y dañina al formar el desplazamiento de la columna y los órganos internos, luego un cubrecorsé, con agregado de bordados o volados. Los calzones cubrían desde la cintura hasta la rodilla, usualmente adornados de la misma forma. Se usaba una variante de falda/enagua, sobre los calzones para destacar la curvatura de la parte posterior.

 Dentro del creciente grupo de diseñadores de moda, aún se destaca Charles F. Worth, con un estilo muy ornamentado y voluptuoso. Pero la vanguardia en estilo recaerá en un gran artista de la moda: Paul Poiret, quien quedaría en la historia de la indumentaria como el primero en imbuir de un tono artístico y étnico a la apariencia femenina, y por esto, el primero en intentar darle un giro a la silueta femenina concentrando sus mejores trabajos entre 1910 y 1914.
Poiret toma como punto de partida e inspiración influencias geográficas, particularmente Japón a través del kimono y Arabia, plasmando el estilo harem y sultán. De esta manera, él realizó presentaciones de vestidos con un neto corte Directorio/Imperio (que se asemeja a la estructura del kimono teniendo talle alto, bajo el busto), mangas japonesas y liberando de esta forma la rigidez de la cintura y plasmando una silueta más recta, a la que reinaba en el momento.
Además de la fuerte influencia que tuvieron en los estilos parisinos los Ballet Rusos que se presentaron en París entre 1910 y 1914. De estos y de la estructura árabe, Poiret elabora los pantalones harem, la primera variante de falda – pantalón, aunque sólo las mujeres más avanzadas y vanguardistas serían vistos con ellos.

Jacques Doucet C. 1912

Diseño de Paul Poiret, Ilustración de G.Barbier. C. 1913

Paul Poiret C. 1910. MetMuseum

Robe « Eugénie », Paul Poiret, París, 1907






















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