Estudio de la historia social de la moda, los textiles y el diseño. Centro de referencia y consulta permanente para diseñadores, estudiantes, investigadores y todos aquellos interesados.

lunes, 3 de abril de 2017

1920s La década en qué todo cambió

Tras la inmensa matanza de hombres jóvenes producida en la Primera Guerra Mundial, los sentimientos de inutilidad y aflicción cedieron ante el conocimiento de que la juventud debía aprovecharse al máximo. La vida parecía haberse acelerado gracias al automóvil y los vibrantes sonidos del jazz, el charleston y el tango que hicieron surgir un apasionado gusto por el baile. Además de la introducción del bronceado y la natación para embellecer el cuerpo y desarrollar mayor agilidad. Regían nuevas reglas entre la clase dominante de nuevos ricos junto con la conocida clase alta, la mezcla de conceptos vanguardistas con los tradicionales. Dada la dinámica energía de la época, el ciclo de cambios de moda se hizo más breve.
La imagen femenina cambió de forma significativa a consecuencia de la guerra. Los peinados dejaron de ser complicados recogidos y pasaron a ser un corte suelto. El largo de la falda se acortó desde el tobillo a la rodilla. Como las mujeres preferían un estilo más juvenil y esbelto, empezaron a lucir como muchachos, bautizando este estilo de cuerpo magro, sin curvas y cabello corto como  a la Garçonne. Esta nueva mujer cursaba estudios superiores, ejercía una profesión y disfrutaba de relaciones románticas sin vacilar. Llevó a la sociedad hacia nuevas costumbres, como conducir, fumar, hacer ejercicio y beber alcohol.
El andrógino estilo "a lo varón", que rechazaba cualquier realce de busto o cintura, logró un reconocimiento general en la Exposición Internacional de Artes Decorativas de París en 1925, que dio nombre  al estilo de la década, el Art Deco. El peinado corto, con ajustado sombrero campana, y vestido suelto, recto, con talle a la cadera y falda a la rodilla, caracterizó el estilo Garçonne. La extremada simplicidad del traje se complementaba con adornos de bordados con lentejuelas, mostacillas o flecos de canutillos, boa de plumas y variada joyería.
Quizás el cambio más relevante se dio en la ropa interior; las nuevas modas, sacaron a las mujeres de la cárcel del corsé, aportando una liberación física desconocida desde hacía siglos. Dando paso a una variante de dos piezas consistente en sujetador para el busto y calzón corto, además camisola o enagua corta y recta, y medias color piel; el maquillaje incluía labios carmín, polvos blancos y rubor; las cejas se depilaban hasta conseguir una línea fina, y se acentuaban los ojos con un delineado de trazo grueso a base de kohl para complementar la imagen deseada.





1920s: el reinado de Cocó Chanel

 Gabrielle "Cocó" Chanel tuvo un papel decisivo en el nuevo aspecto de la moda femenina de la década. Diseñó ropa cómoda, de líneas simples y apariencia elegante, con una innovadora combinación de género de punto y formas que tomó prestadas de la indumentaria masculina. Después de causar sensación con el pequeño vestidito negro de jersey, pieza básica e indispensable, diseñó conjuntos de chaquetas de punto, pantalones marineros, vestidos pantalón para playa llamados "piyamas de playa". Otra de sus contribuciones a la moda fue la idea de la bijouterie, o joyería de fantasía, que podía reemplazar o mezclarse con piezas auténticas.
Fue la encarnación perfecta de la garçonne, como mujer independiente, Chanel creo toda una nueva ética del vestir y propuso un estilo para aquellas mujeres que estaban dispuestas a vivir su propia vida de forma activa.
 En los años veinte la relación entre arte y moda se estrechó de una forma sin precedentes. Los diseñadores formaban equipo con artistas para hallar nuevas fuentes de inspiración. Los nuevos movimientos artísticos como el Surrealismo, el Futurismo y el Art Deco propusieron que todo el entorno de la persona, incluyendo la indumentaria, deberían estar en armonía, como una única manifestación artística. Dando paso a una serie de elementos de gran belleza y maestría en la elaboración.
Sin embargo, la Gran depresión que inicia con el Crack de la Bolsa de Nueva York en 1929, puso fin a gran parte de la prosperidad de posguerra de la que se pudo disfrutar en los vibrantes años veinte. Muchos de los acaudalados clientes de la alta costura perdieron sus bienes de la noche a la mañana y las calles se llenaron de gente sin hogar. Las clases medias que sobrevivieron al desastre se interesaron mucho más por la confección casera.
 Coco Chanel, 1924-1926 The Metropolitan Museum of Art, New York

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